viernes, 10 de febrero de 2012

aprendizaje


Se puede definir a la alegría como algo simple cuya fuente más grande y profunda es el amor. Sin embargo, no es tan sencilla como parece. La alegría es un gozo del espíritu. Nosotros somos seres que experimentamos diferentes sensaciones, el dolor, el sufrimiento, pero también las emociones opuestas a estas, el bienestar y la felicidad. 
La alegría es un gozo opuesto al dolor, ya que la primera proviene del interior. Es decir, desde el centro de nuestra mente, de nuestra alma. Todo ello se manifiesta con un bienestar, una paz reflejada en todo nuestro cuerpo. Por ejemplo, sonreímos, tarareamos, silbamos y por sobre todas las cosas nos volvemos más afectuosos. Tal es así, que este estado suele contagiar a quienes nos rodean. 
  • Decidir como afrontar con nuestro espíritu las cosas que nos rodean, es la actitud por la cual surge la alegría. Es decir, no dejarse afectar por las cosas que los rodean y decir que su paz sea mayor que las cosas externas, por lo que esta alegría podríamos decir proviene de adentro. 
  • Como mencionábamos anteriormente, su fuente tradicional, intensa y grandiosa es el amor, especialmente en pareja. Cabría preguntarnos ¿por qué?, es muy simple. El amor rejuvenece y es una fuente espontánea y profunda de alegría. Por lo tanto, ese amor es el principal combustible para estar alegres. 
  • Nuestra alegría es algo que lo pensamos muy poco, sin embargo surge en aquellos momentos de manera espontánea y por diversos motivos. Por lo que dejamos que la vida siga su marcha, sin ser conscientes de que la alegría se construye, por lo que siempre la buscamos. 

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